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lunes, 31 de octubre de 2011

Seres en las sombras.


Un relato para ambientar este día de Halloween. Recomiendo leerlo escuchando alguna música que genere suspenso y que sea durante la noche. Aquí les dejo una recomendación musical.



Seres de las Sombras.

Ya es de noche nuevamente… otra vez el sol se esconde y me quedo sola en la oscuridad. Esta oscuridad que todo lo cubre y todo lo oculta… oculta. La odio, odio no ver que es lo que hay allí tras ella y más que eso odio que el mismo no saber me paralice. Me odio. 

Siempre ocurre lo mismo. Desde que tengo uso de razón, a la misma hora, todas las noches puntualmente a las 3.15 am el terror me invade. Al principio no entendía bien lo que ocurría, pero con el tiempo creo que entiendo aún menos que antes. Por lo menos antes no entendía, pensaba que era normal. Ahora que ya sé que esto solo me ocurre a mí lo hace aún más horrible. 

Ya que es casi la hora, y como todas las noches me pregunto si esta vez tendré suerte. Tal vez lo olvidaron, tal vez se aburran… que se yo. Las falsas esperanzas me invaden, me dan valor por unos leves instantes y luego, luego cuando comprendo que no se cumplen, pues me detesto por seguir teniéndolas. 

Mi familia no lo sabe, no lo entenderían. ¿Cómo poder explicarles algo que ni yo misma comprendo? Es un secreto que creo guardare para siempre, o al menos hasta que descubra que es lo que ocurre. El problema es que una parte de mí se niega a descubrirlo, es una lucha sin cuartel todos los días. Una parte de mi quiere saberlo y otra, que al parecer comprende algo que yo no, sabe que es algo horrible e intenta protegerme de la verdad. A veces siento que tengo momentos de iluminación, o lucidez y logro comprender un pequeño atisbo de lo que ocurre. Pero luego el terror me invade nuevamente, como esta horrible oscuridad y… lo dejo ir, mi mente se bloquea y lo olvido. 

Estoy aquí, frente a mi computador, la única fuente de luz de mi habitación a estas horas de la madrugada y pese a eso, “ellos” vienen. No los veo, solo siento su presencia. Al parecer mi cuerpo sabe mucho más que mi mente sobre “ellos”, ya que siento su presencia debido al inminente miedo que me da. Me siento cada vez más alerta, atenta a cualquier ruido, aunque sé perfectamente que no harán ruido. Intento concentrarme en lo que hago, reír, hablar en voz alta a nadie en particular, pero es inútil. Trato de no mirar, pero por el rabillo de mi ojo creo que diviso algo. Estoy segura que es mi mente jugándome malas pasadas porque ¿Cómo es posible divisar algo en la oscuridad? La luz de mi computador no es tan potente. 

Un leve movimiento en la cortina de la ventana me pone sobreaviso. Sé que es el viento, ya que dejé la ventana abierta. Aun así la sensación de miedo me recorre por dentro. Estoy terriblemente tensa. Comienzo a respirar entrecortadamente. “Ellos” vienen. 

Los siento, sé que están allí, ocultos en las sombras, al amparo de esta maldita oscuridad. Miles de veces me he armado de valor para encender la luz, pero sé que es en vano. Al hacerlo “ellos” han desaparecido, así que esta vez no lo haré. Trato de seguir con lo que hago, pero no puedo evitarlo. Tengo demasiado miedo. Los siento… mi cuerpo los siente. En cualquier momento algo hará contacto con mi piel y entonces… no sé qué haré, ya que nunca lo han hecho. Nunca me han tocado. He llegado a pensar que esto es solo un juego para “ellos”… uno macabro. Creo que tratan de probarme, cuanto aguanto antes de caer en la absoluta desesperación, cuando gritaré. Siempre es la misma horrible sensación, el mismo aberrante ciclo: falsas esperanzas, el miedo, la sensación de alerta, el terror a aquello que ocurrirá y finalmente el alivio al ver que no ocurrió. Pero mañana volverán. Sé que lo harán. 

Estoy cansada. Mis nervios están prácticamente destrozados. Este macabro juego me tiene agotada y más aún me agota el no saber… la maldita incertidumbre. ¡¿QUÉ ES LO QUE QUIEREN DE MI?! 

Mis ojos se humedecen y siento las lágrimas caer por mis mejillas. El sabor salado de ellas en mis labios. Ya no puedo más… no quiero más. Pero también sé que de nada sirve. Ellos ganan. Ellos siempre ganan porque ¿Cómo demonios puedes luchar contra algo que ni siquiera sabes qué es? 

Están allí, aquí… Habitan los rincones oscuros de mi habitación. Los siento, pero no los veo y los odio por hacerme esto. Estoy cansada de tratar de luchar. 

Estoy cansada de estos malditos seres en las sombras de la realidad.

Saludos!
Gilly

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